La sal es un compañero imprescindible cuando hablamos del proceso de elaboración y curación de jamón ibérico. Con el proceso de salazón lo que conseguimos es garantizar la conservación del jamón.
Cuando hablamos del proceso de salazón, nos referimos al momento en el que, dependiendo del peso de cada pieza, se van apilando en una sala especial, y se cubren de sal. En Jamones Faustino Prieto, este proceso es como todo, artesanal.
Todos nuestros jamones se van pesando de forma individual, y colocando en función de su peso. La sal que los cubre, viene directamente desde Alicante, ya que, con unos buenos ingredientes, conseguimos dar el punto óptimo a la curación de nuestros productos ibéricos.
Estamos seguros que si en alguna ocasión has comido un jamón pasado de sal, te ha producido un rechazo y no has querido volver a probar bocado. Por eso, es muy importante que este proceso sea realizado por un profesional, para que la cantidad aportada de sal sea la correcta para cada jamón ibérico.
¿Por qué se utiliza la salazón?
La sal se ha utilizado desde hace siglos para la conservación de la carne, y ha continuado durante los años, llegando a ser uno de los procesos más importantes para conseguir un jamón ibérico de gran calidad.
Con el proceso de salazón conseguimos que la sal penetre en el interior del jamón y que elimine la humedad. Con ello lo que conseguimos es que no se activen microorganismos en el jamón ibérico, que acaben dañando el producto.
Además de garantizar una correcta curación, la sal también hace que la pieza tenga mejor consistencia y que cuando lo empecemos a cortar, no tengamos una pieza blanda, sino con una textura correcta. El sabor y el aroma son dos características que se logran tal y como las conocemos, gracias al proceso de salazón.